lunes, 4 de diciembre de 2006

La Llegada De un Nuevo Integrante A La Familia

La llegada de un hermanito
muchos niños deben pasar de la etapa de ser hijo único a hermano mayor, proceso el cual es complicado...ya que hay que consolidar la idea de que estarara acompañado y a su vez se debe trabajar la exclusion que ellos sienten con la llegada de este nuevo ser...
cuando llega un integrante nuevo a la familia uno como padre debe lograr un equilibrio que requiere de una preparación intensa, que permita la participación activa del pequeño en la vivencia del embarazo y lo involucre en el nacimiento y llegada a casa de una forma cotidiana y poco amenazante. ya que la irrupción de un bebé en el entorno familiar genera un dolor muy grande en los niños, especialmente cuando se han mantenido por mucho tiempo como hijos únicos. “Mientras más grande sea el niño y mayor diferencia tenga con el bebé, más difícil será la aceptación, pues hasta entonces ha vivenciado la exclusividad plena y la satisfacción inmediata de sus necesidades. Se ha acostumbrado a recibir sin demora lo que él demanda, porque no hay nada que se interponga en su relación con los padres”, señala la psicóloga.Esto se hace más evidente después de los cinco años, pues hasta esa edad el niño se adapta más fácilmente a las situaciones. No obstante, necesita tiempo para integrar su nueva realidad y para ello es esencial la actitud de los padres.

Asimismo muchas veces éstos exigen al hijo mayor que sea simpático y amoroso con su hermano, y a veces el niño no tiene ganas de serlo, ya sea tolerar pero no aceptar o bien rechazarlo ya que el tener que dar espacio a otro hermano no es divertido, sino bastante difícil, ya que se establece una relación de triángulo muy dolorosa para el niño, por lo que es muy normal que manifieste rabia y muchas veces no poder tolerar la frustración.

Es por ello que Uno recomienda muchas veces que la etapa de embarazo sea compartido, es decir sea cual sea la edad por la que atraviesa el pequeño, es muy importante que viva el embarazo como si fuera una experiencia propia y que sienta que el bebé que está por nacer es también “su” bebé. Esto implica, por ejemplo, acompañar a la mamá a las ecografías, sentir las pataditas en el vientre mientras le cantan en familia, escuchar los latidos de su corazón, o bien, elegir los colores, muebles y juguetes para armar la pieza que lo acogerá. También puede ser muy útil explicarle con libros ilustrativos todo el proceso del embarazo y su evolución mes a mes. Algunos padres optan, incluso, por decirle al niño que la guagua le traerá un gran regalo y se lo entregan el día del parto.También es bueno enseñarle a compartir con otros niños desde pequeño, ya sea llevándolo a la plaza, juntándolo con los primos o llevándolo al jardín, para exponerlo a relaciones de amistad, que facilitarán posteriormente su proceso de adaptación con los hermanos.

Del mismo modo una vez en casa, es importante que el pequeño se sienta incluido en todas las actividades (como mudas, baños, comidas y paseos) y que su vida continúe similar a lo que era antes. Sus rutinas tales como horarios de comida, sueño o juegos, deben mantenerse intactas. Si la mamá le leía un cuento por la noche debe seguir haciéndolo; si siempre ha permanecido en casa no es el momento de llevarlo al jardín o dejarlo con la abuela; y si ha pensado quitarle el chupete es mejor esperar un tiempo más.“Todo cambio en este tipo de actividades debe realizarse seis meses antes o seis meses después del nacimiento del hermano -explica Zippelius- pues, de lo contrario, el niño se puede sentir invadido y desplazado por la guagua que llega a su casa”. También es necesario evitar el otro extremo, es decir, no hacer como si nada hubiese pasado y sobreproteger al mayor. Lo ideal es que los papás le vayan mostrando que a pesar de la llegada del hermano ellos lo siguen queriendo igual y que pueden compartir con ambos. “Si los papás no acarician al recién nacido delante de él, le transmiten que efectivamente cuando lo hacen dejan de quererlo o lo quieren menos”, explica Karen Moënne, argumentando que esta nueva dinámica es fundamental para que el hermano mayor aprenda a tolerar la frustración y a compartir con otros, aspectos esenciales para sus relaciones futuras.
Las ventajas de ser más grande

A su vez, se peinsa que son los padres quienes deben concientizar a su hijo mayor sobre las ventajas que tiene ser más grande, restando un poco de protagonismo al bebé para evitar competencias. Deben decirle, por ejemplo: “¡Qué entretenido es estar contigo, porque podemos jugar y conversar; en cambio tu hermanito es muy chiquito y duerme casi todo el día!”.En este sentido, es muy importante reforzar sus logros y darle los espacios necesarios para compartir con él, saber qué piensa y siente y hacerle ver su “nuevo status” de “hermano mayor”. Frases como “¡Qué grande eres, ya te puedes bañar solo! Algún día podrás enseñarle a tu hermanito” o “Hijo, ¿quieres que vayamos los dos al cine?”, ayudan en gran medida a que él comprenda este concepto, refuerce su autoestima y sienta que ha alcanzado grandes logros.Deben preguntarle además qué piensa de su familia, qué siente por su hermanito, si es feliz con él o si hay algo que lo entristece. En la medida que el niño se sienta escuchado, irá dejando atrás cualquier tipo de frustración o desplazamiento.Es bueno motivarlo a poner la mesa, a contestar el teléfono, enseñarle algunos juegos o canciones para su hermano, entre otras actividades “de grandes”, pero teniendo en cuenta que el niño no siempre estará dispuesto a realizarlas

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